El Congreso Internacional de Censura y Literatura Infantil y Juvenil, celebrado el pasado miércoles en el Edificio Gil de Albornoz del Campus Universitario de Cuenca, comenzó a las 16:30 horas con la intervención de la documentalista teatral Berta Muñoz, en la que relató su experiencia con la censura y el teatro en la etapa franquista. Más de 40.000 obras de todo tipo estaban censuradas y la representación teatral infantil no se quedó atrás. La dictadura quería controlar, manipular y censurar todo lo que no encajaba con el régimen.
Roberto Martínez, profesor y ayudante doctor de la UCLM, explicó que las obras traducidas en España también sufrían censura por parte de los gobiernos despóticos. A partir de la traducción se podían manipular los textos traducidos para ajustarlos así a los parámetros democráticos elegidos. De esta forma, aclaró los tipos de censura, niveles y mecanismos censores que se producían en la época y la crudeza con la que se aplicaban.
Lo mismo ocurría con los tebeos e historietas en la España franquista. César Sánchez, coordinador de este congreso, declaró que muchos cómics quedaron fuera del mercado debido a que no se ajustaron a los criterios que pedía el gobierno. En los tebeos de aventuras se sustituyeron las armas de fuego por palos, su lenguaje se cuidó con cautelo y los cuerpos de las mujeres se tapaban totalmente. Se encontraba censura en todos lados, tanto en las viñetas como en los textos de la historia o personajes.
Después de las intervenciones de los ponentes, se celebró de 17:30 a 19 horas un taller en el que profesionales analizaron partes de Trabajos Finales de Máster cuyos temas coincidían con la censura de la literatura infantil y juvenil, dando paso después a las preguntas y comentarios del público.
Fotografía: Sergio Rubio / Texto: Sandra Morales